AMAR, LA LEY DEL CRISTIANO. 29 oct. Dom 30 TO. A. Mt 22, 34-40.
El evangelio de hoy parece complicarnos la
vida. O simplificárnosla. Luego de oír a Jesucristo, ya no vale eso de que “con
tal que yo me arregle con Dios, lo demás no me importa”. Él dice que lo más
importante no es el dinero, ni el poder ni el placer, sino Dios. Y que junto a
honrar a Dios está el servicio del prójimo,
todo el que necesite algo de nosotros. Esto nos hace
olvidar que por haber cumplido con Dios, en los ritos y las costumbres
piadosas, ya estamos bien. Hoy oímos que la relación con Dios está muy unida al
comportamiento con los demás. Lo “divino” se une a lo “humano” según Mt 25, 40 “Cuando ustedes lo hicieron o no lo hicieron
con el más necesitado a mí lo hicieron o lo dejaron de hacer”, Dice
un teólogo: ”Jesús seculariza la religión y pone lo religioso en el ámbito de
lo profano y laico”. Sorprendámonos
entonces, con alegría, pues la religión se nos hace sencilla y asequible (¡que
no fácil!): lo más grande en la vida, lo
más agradable a Jesucristo, nuestro Maestro, es ser respetuosos, tolerantes con
todos y buenas y honradas personas, buenos ciudadanos que hacen el bien. Y todo
esto siempre. “La novedad consiste justamente en poner juntos
estos dos mandamientos (el amor de Dios y el amor por el prójimo), revelando que estos son inseparables y
complementarios; dos caras de una misma medalla. No
se puede amar a Dios sin amar al prójimo, y no se puede amar al prójimo sin
amar a Dios (Papa Francisco)
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