viernes, 16 de diciembre de 2016

"ANNUS HORRIBILIS"... CON FINAL FELIZ

El año 69 de nuestra era, luego de la muerte de Nerón, fue conocido en Roma como 'Annus horribilis'... 
Tres emperadores efímeros -Galva, Otón y Vitelio- ascendieron y sucumbieron, por suicidio o asesinato. El cuarto, Vespasiano, se consolidó y fundó la dinastía Flavia al proclamar sucesores suyos a sus hijos.

Pues bien, eso ha sido 2016, un 'Annus horribilis'. Se murieron los cantantes, se separó Inglaterra –¡otra vez Inglaterra!-, ganó Trump, le dieron Nobel a un cantante, se envalentonó Le Pen, ganó el No, se chifló el clima, el No se trasformó en Nunca.
Un vapor negro, peor que el del cambio climático, se esparció sobre los cinco continentes. Las mentes giraron hacia la derecha y esta derecha resultó extrema. La democracia contabilizó derrotas contra el sentido común. Los valores liberales se desmoronaron ante el mazo de los fundamentalismos.
En Colombia la protagonista fue la paz. Un parto de los montes acompañó su tímida emergencia. El atasco no vino de donde se suponía, de la guerrilla. Sino de la cuña que más aprieta, la del mismo palo. El enjuto expresidente, conocedor de hilos y trampas del poder, armó su intransigencia para frenar cualquier abrazo....

Por fortuna, cuando comenzó la segunda mitad de diciembre se fueron las lluvias, se azuló el cielo, se engrandeció la luna, la Corte Constitucional aprobó el fast track, último y definitivo requisito para la fundición de fusiles.
Las gentes están estragadas, por eso ni cuenta se han dado de celebrar que por fin el gran piano en la espalda se desmontó. No importa. El hecho es tozudo. Vivimos   un 'Annus horribilis' con final feliz. No se le ocurriría a ningún novelista ni guionista, pero todos podemos protagonizarlo.
Ojalá que el frustrado objetivo del encuentro Santos Uribe (el enjuto ex-) no nos vuelva la tiniebla ni nos ponga de nuevo el piano sobre el hombro..... 


martes, 6 de diciembre de 2016

sábado, 3 de diciembre de 2016

CAMBIO DE ACTITUDES

Cambio de actitud.  4 diciembre. Dom. 2º ADVIENTO. C. Mc 3, 1-12.
En el mundo, y sobre todo en nuestro país, hablamos, quizá hasta el cansancio, de reconciliación y de acuerdos. La pregunta es ¿cómo llegar al acuerdo, cómo llegar a la reconciliación?
No es el primer paso tratar de convencer a los demás sobre nuestras opiniones haciendo del diálogo ejercicio de dialéctica o de filosofía. La meta no es lograr un documento en el que las ideas se compaginen y se concluya en un escrito firmado por los opuestos. Esto puede ser un paso pero no objetivo a lograr. Podemos estar de acuerdo en unos pensamientos y sin embargo seguir distantes- enemigos en religión, en política, en deporte…
Otra es la llamada que nos viene de la próxima Navidad, mejor, del Señor de la Navidad. Juan desde el silencio del desierto llama a la conversión. Al cambio de actitudes desde nuestra mente y de nuestro corazón.  Isaías, que vió de lejos la venida del Mesías, compara lo que se espera de nosotros con la presencia del Hijo de Dios entre nosotros a la convivencia de un lobo y un cordero, de un niño y una víbora… Por contrarias que sean nuestras maneras de pensar y de sentir en lo religioso, lo político, lo deportivo, si acogemos a Jesucristo, sus actitudes y enseñanzas, podemos entendernos, respetarnos, trabajar juntos para hacer de este nuestro mundo un lugar amable para todos. Esa es la mejor Navidad.

La voz del Bautista grita aún en los desiertos de la humanidad, que son las mentes cerradas y los corazones duros, y nos reta a preguntarnos si efectivamente estamos recorriendo el camino justo, viviendo una vida según el Evangelio. Hoy, como entonces, él nos amonesta con las palabras del profeta Isaías: «¡Preparen el camino del Señor!» (Papa Francisco)