¿Quién
ha sembrado en mí vida? 16 julio. Dom 15º. TO. A. Mt 13, 1-23.
“Salió el sembrador a
sembrar”… El pasaje del evangelio de
hoy nos recuerda lo que dice Pablo, el apóstol, en su carta a los de Corinto: ”Ustedes son campo de cultivo de Dios”. Démonos cuenta de que estamos en el
proyecto de Dios, “en el sueño de Dios”. El espera mucho de nosotros. Como el
agricultor se ilusiona con los frutos de su huerta. El campo no puede alegrarse
pero nosotros, sí. Sintamos la satisfacción de la mirada solícita del Padre Dios sobre nosotros. Dios
nos ha dado el mejor regalo al enviarnos a su Hijo que, “sembrado en nuestra eras”, se ha hecho espiga de nuestros
trigales para ser alimento en la
Eucaristía. Ignacio,
santo pastor y mártir del primer siglo de la Iglesia, escribía que quería ser
triturado por los dientes de las fieras para ser amasado como pan de
Cristo. Leer
este evangelio es la oportunidad para aceptar y vivir el plan de Dios de modo
que la semilla, la Buena Noticia de Jesucristo, dé frutos abundantes de vida en
la convivencia con nuestros prójimos. Ante las enormes cosechas de corrupción y
violencia de nuestro mundo, de nuestro país, de nosotros mismos, fructifiquemos
en toda obra buena, dando testimonio de ser discípulos del Hijo de Dios. “Después de recordar que el amor de Dios hará
brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a
la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los
sufrimientos que encontramos, el Santo Padre invocó a la Santísima
Virgen María, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla
de la divina Palabra, para que nos sostenga en esta esperanza”.
(Papa Francisco
Comentarios sobre cuestiones que nos inquietan a los seres humanos comunes y corrientes. Expresar ideas y sentimientos es terapia y es ayuda al encuentro de soluciones y a la construcción de una sociedad más humana.
viernes, 14 de julio de 2017
miércoles, 12 de julio de 2017
¿Quién
ha sembrado en mí vida? 16 julio. Dom 15º. TO. A. Mt 13, 1-23.
“Salió el sembrador a sembrar”… El pasaje del evangelio de hoy nos recuerda lo que dice Pablo, el apóstol, en su carta a los de Corinto: ”Ustedes son campo de cultivo de Dios”. Démonos cuenta de que estamos en el proyecto de Dios, “en el sueño de Dios”. El espera mucho de nosotros. Como el agricultor se ilusiona con los frutos de su huerta. El campo no puede alegrarse pero nosotros, sí. Sintamos la satisfacción de la mirada solícita del Padre Dios sobre nosotros. Dios nos ha dado el mejor regalo al enviarnos a su Hijo que, “sembrado en nuestra eras”, se ha hecho espiga de nuestros trigales para ser alimento en la Eucaristía. Ignacio, santo pastor y mártir del primer siglo de la Iglesia, escribía que quería ser triturado por los dientes de las fieras para ser amasado como pan de Cristo. Leer este evangelio es la oportunidad para aceptar y vivir el plan de Dios de modo que la semilla, la Buena Noticia de Jesucristo, dé frutos abundantes de vida en la convivencia con nuestros prójimos. Ante las enormes cosechas de corrupción y violencia de nuestro mundo, de nuestro país, de nosotros mismos, fructifiquemos en toda obra buena, dando testimonio de ser discípulos del Hijo de Dios. “Después de recordar que el amor de Dios hará brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos, el Santo Padre invocó a la Santísima Virgen María, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla de la divina Palabra, para que nos sostenga en esta esperanza”. (Papa Francisco
“Salió el sembrador a sembrar”… El pasaje del evangelio de hoy nos recuerda lo que dice Pablo, el apóstol, en su carta a los de Corinto: ”Ustedes son campo de cultivo de Dios”. Démonos cuenta de que estamos en el proyecto de Dios, “en el sueño de Dios”. El espera mucho de nosotros. Como el agricultor se ilusiona con los frutos de su huerta. El campo no puede alegrarse pero nosotros, sí. Sintamos la satisfacción de la mirada solícita del Padre Dios sobre nosotros. Dios nos ha dado el mejor regalo al enviarnos a su Hijo que, “sembrado en nuestra eras”, se ha hecho espiga de nuestros trigales para ser alimento en la Eucaristía. Ignacio, santo pastor y mártir del primer siglo de la Iglesia, escribía que quería ser triturado por los dientes de las fieras para ser amasado como pan de Cristo. Leer este evangelio es la oportunidad para aceptar y vivir el plan de Dios de modo que la semilla, la Buena Noticia de Jesucristo, dé frutos abundantes de vida en la convivencia con nuestros prójimos. Ante las enormes cosechas de corrupción y violencia de nuestro mundo, de nuestro país, de nosotros mismos, fructifiquemos en toda obra buena, dando testimonio de ser discípulos del Hijo de Dios. “Después de recordar que el amor de Dios hará brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos, el Santo Padre invocó a la Santísima Virgen María, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla de la divina Palabra, para que nos sostenga en esta esperanza”. (Papa Francisco
sábado, 8 de julio de 2017
DIOS GRATUITO PERO NO SUPERFLUO
“Aprendan
de mí… “. 9 julio. Dom 14º. Mt 11,
25 – 30.
El evangelio de hoy es un diálogo íntimo de Jesús
con su Padre. Es la expresión de alegría ante la predilección por los humildes
que acogen la buena noticia de su amor. La
mirada de misericordia y complacencia con los pobres la comparte Jesús, el Hijo
amado del Padre. No es que poderosos y entendidos
sean objeto de discriminación. Por el contrario, son ellos los que rehúyen a
Dios y su misericordia. Sucede algo parecido con el regalo del sol, que es
gratuito y se ofrece a todos. Sólo los que salen de su casa reciben su luz y su
calor. Los poderosos y los llenos de ciencia confían en sus recursos y la
tecnología y creen que no tienen necesidad de más. Mientras los pobres, los sin recursos,
sencillamente se acogen a lo que la naturaleza les ofrece y así se sienten complacidos
con la caricia y el brillo del sol. Así saben que Dios, que se les ofrece
gratuitamente, es su mejor riqueza y alegría. Por eso Jesús también se alegra y
le da gracias en una oración llena de intimidad y afecto. Ojalá nosotros también compartamos su
alegría y contribuyamos a su gozo obrando así con sencillez y modestia viviendo
la Buena noticia del amor y la misericordia del Padre. “Nosotros sabemos rezar muy
bien cuanto pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración
de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al
Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el
Señor ha hecho en nuestra vida: ‘En Él – en Cristo – nos ha elegido
antes de la creación del mundo’. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido!
Es la alegría de una cercanía paterna y tierna”(Papa Francisco)
jueves, 6 de julio de 2017
PACIENCIA Y PRUDENCIA.
"En Sevilla hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y presencia y ausencia, según conveniencia". (Santiago Montoto. )
sábado, 1 de julio de 2017
SEGUIR A JESUCRISTO EN SU CRUZ.
DETRÁS DE JESUCRISTO EN CRUZ. 2 Julio. 13º. TO. A. Mt 10,37-42.
La cruz está en todos nuestros templos. Y en nuestras
casas. Es el signo que más hacemos los discípulos de Cristo. Preside todas las
celebraciones de los creyentes aún las más cortas. Es la señal que trazan los
padres sobre sus hijos y con la que despedimos a los seres queridos al partir a
la eternidad. ¿Por qué? La explicación es que Jesucristo culminó en ella y dio por
acabado el proyecto de toda su vida para enseñarnos, con actitudes y palabras,
a vivir la condición humana. Recordamos que él al morir en ella dijo: “Todo se ha cumplido”. Mirar a la cruz es, entonces,
reconocer la obra entera de Jesucristo para llevarnos a la salvación, es decir,
ayudarnos a ser humanos, hijos del Padre Dios y hermanos entre nosotros. Esa convicción nos compromete a tomar en serio
su mandato de “amarnos unos a otros, como
él nos amó” es decir hasta la cruz:
“Llevar la cruz detrás de Jesucristo”. Caminar
en la salvación es ir detrás de Jesucristo, seguir sus palabras y sus actitudes.
La cruz es todo aquello que implica amarnos y respetarnos unos a otros, en la
honradez y la tolerancia, en la solidaridad y la caridad. “No se trata de una cruz ornamental, o
ideológica, sino la cruz de la vida, la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con
amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la
cruz de la disponibilidad a ser solidarios con los pobres, a comprometernos por
la justicia y la paz”.(Papa Francisco).
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