viernes, 14 de julio de 2017

¿QUIEN HA SEMBRADO EN MÍ'

¿Quién ha sembrado en mí vida? 16 julio. Dom 15º. TO. A. Mt 13, 1-23. 
RUBLIOV. TRINIDAD. A.jpg“Salió el sembrador a sembrar”… El pasaje del evangelio de hoy nos recuerda lo que dice Pablo, el apóstol, en su carta a los de Corinto: ”Ustedes son campo de cultivo de Dios”.                                                  Démonos cuenta de que estamos en el proyecto de Dios, “en el sueño de Dios”. El espera mucho de nosotros. Como el agricultor se ilusiona con los frutos de su huerta. El campo no puede alegrarse pero nosotros, sí. Sintamos la satisfacción de la mirada  solícita del Padre Dios sobre nosotros.                                                                    Dios nos ha dado el mejor regalo al enviarnos a su Hijo que, “sembrado en nuestra eras”, se ha hecho espiga de nuestros trigales  para ser alimento en la Eucaristía.                                                                       Ignacio, santo pastor y mártir del primer siglo de la Iglesia, escribía que quería ser triturado por los dientes de las fieras para ser amasado como pan de Cristo.                        Leer este evangelio es la oportunidad para aceptar y vivir el plan de Dios de modo que la semilla, la Buena Noticia de Jesucristo, dé frutos abundantes de vida en la convivencia con nuestros prójimos. Ante las enormes cosechas de corrupción y violencia de nuestro mundo, de nuestro país, de nosotros mismos, fructifiquemos en toda obra buena, dando testimonio de ser discípulos del Hijo de Dios.                             “Después de recordar que  el amor de Dios hará brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos, el Santo Padre invocó a la Santísima Virgen María, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla de la divina Palabra, para que nos sostenga en esta esperanza”. (Papa Francisco

miércoles, 12 de julio de 2017

RUBLIOV. TRINIDAD. A.jpg¿Quién ha sembrado en mí vida? 16 julio. Dom 15º. TO. A. Mt 13, 1-23. 
“Salió el sembrador a sembrar”… El pasaje del evangelio de hoy nos recuerda lo que dice Pablo, el apóstol, en su carta a los de Corinto: ”Ustedes son campo de cultivo de Dios”.                                                   Démonos cuenta de que estamos en el proyecto de Dios, “en el sueño de Dios”. El espera mucho de nosotros. Como el agricultor se ilusiona con los frutos de su huerta. El campo no puede alegrarse pero nosotros, sí. Sintamos la satisfacción de la mirada  solícita del Padre Dios sobre nosotros.                                                             Dios nos ha dado el mejor regalo al enviarnos a su Hijo que, “sembrado en nuestra eras”, se ha hecho espiga de nuestros trigales  para ser alimento en la Eucaristía.                                                                       Ignacio, santo pastor y mártir del primer siglo de la Iglesia, escribía que quería ser triturado por los dientes de las fieras para ser amasado como pan de Cristo.                                                                Leer este evangelio es la oportunidad para aceptar y vivir el plan de Dios de modo que la semilla, la Buena Noticia de Jesucristo, dé frutos abundantes de vida en la convivencia con nuestros prójimos. Ante las enormes cosechas de corrupción y violencia de nuestro mundo, de nuestro país, de nosotros mismos, fructifiquemos en toda obra buena, dando testimonio de ser discípulos del Hijo de Dios.                               “Después de recordar que  el amor de Dios hará brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos, el Santo Padre invocó a la Santísima Virgen María, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla de la divina Palabra, para que nos sostenga en esta esperanza”. (Papa Francisco

sábado, 8 de julio de 2017

DIOS GRATUITO PERO NO SUPERFLUO

“Aprendan de mí… “. 9 julio. Dom 14º. Mt 11, 25 – 30.
El evangelio de hoy es un diálogo íntimo de Jesús con su Padre. Es la expresión de alegría ante la predilección por los humildes que acogen  la buena noticia de su amor. La mirada de misericordia y complacencia con los pobres la comparte Jesús, el Hijo amado del Padre.                                                                    No es que poderosos y entendidos sean objeto de discriminación. Por el contrario, son ellos los que rehúyen a Dios y su misericordia. Sucede algo parecido con el regalo del sol, que es gratuito y se ofrece a todos. Sólo los que salen de su casa reciben su luz y su calor. Los poderosos y los llenos de ciencia confían en sus recursos y la tecnología y creen que no tienen necesidad de más.              Mientras los pobres, los sin recursos, sencillamente se acogen a lo que la naturaleza les ofrece y así se sienten complacidos con la caricia y el brillo del sol. Así saben que Dios, que se les ofrece gratuitamente, es su mejor riqueza y alegría. Por eso Jesús también se alegra y le da gracias en una oración llena de intimidad y afecto.                                                                                    Ojalá nosotros también compartamos su alegría y contribuyamos a su gozo obrando así con sencillez y modestia viviendo la Buena noticia del amor y la misericordia del Padre.                                                                            “Nosotros sabemos rezar muy bien cuanto pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida: ‘En Él  – en Cristo –  nos ha elegido antes de la creación del mundo’. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una cercanía paterna y tierna”(Papa Francisco)

jueves, 6 de julio de 2017

PACIENCIA Y PRUDENCIA.

"En Sevilla hay que tener paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y presencia y ausencia, según conveniencia". (Santiago Montoto. )

sábado, 1 de julio de 2017

SEGUIR A JESUCRISTO EN SU CRUZ.

DETRÁS DE JESUCRISTO EN CRUZ. 2 Julio. 13º. TO. A. Mt 10,37-42.

La cruz está en todos nuestros templos. Y en nuestras casas. Es el signo que más hacemos los discípulos de Cristo. Preside todas las celebraciones de los creyentes aún las más cortas. Es la señal que trazan los padres sobre sus hijos y con la que despedimos a los seres queridos al partir a la eternidad.                                        ¿Por qué? La explicación es que Jesucristo culminó en ella y dio por acabado el proyecto de toda su vida para enseñarnos, con actitudes y palabras, a vivir la condición humana. Recordamos que él al morir en ella dijo: “Todo se ha cumplido”.                                           Mirar a la cruz es, entonces, reconocer la obra entera de Jesucristo para llevarnos a la salvación, es decir, ayudarnos a ser humanos, hijos del Padre Dios y hermanos entre nosotros.  Esa convicción nos compromete a tomar en serio su mandato de “amarnos unos a otros, como él nos amó” es decir hasta la cruz: “Llevar la cruz detrás de Jesucristo”.                                                                                               Caminar en la salvación es ir detrás de Jesucristo, seguir sus palabras y sus actitudes. La cruz es todo aquello que implica amarnos y respetarnos unos a otros, en la honradez y la tolerancia, en la solidaridad y la caridad.                                                          “No se trata de una cruz ornamental, o ideológica, sino la cruz de la vida, la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la cruz de la disponibilidad a ser solidarios con los pobres, a comprometernos por la justicia y la paz”.(Papa Francisco).