viernes, 29 de junio de 2012

IMAGEN DE DIOS (6)

 IMAGEN DE DIOS  Y  CONFORMISMO.  
                                                      
La idea de un Dios que lo ha programado todo para nosotros, lleva  a la resignación. El niño tiene una disentería y se muere: es que “Dios se lo ha llevado”. No se da importancia a que se descuidaron los medios adecuados. O que no tuvo la alimentación ni las condiciones higiénicas convenientes. Mucho menos se percibe que el agua que llega a  las casas no es tratada pues los funcionarios embolataron el dinero asignado. Al final, todos tranquilos.

Lo que pudiera traducirse en una visión de las causas sociales, económicas y políticas de una situación de malnutrición, falta de higiene y medios económicos, y en una reacción legítima ante la desigualdad social y la corrupción, se transforma en un velo que impide ver la realidad y, lo que es peor,  la encubre y acepta como “voluntad de Dios”.

Los casos podrían multiplicarse. Las experiencias abundan con el consiguiente refuerzo de una fe ingenuamente peligrosa. La creencia en un Dios así se convierte en medio de encubrimiento y legitimación  de una situación injusta que clama su eliminación. En lugar de trabajar y luchar por cambiar lo injusto, esta forma de entender a Dios la oculta y justifica  e inhibe toda reacción. 

Teniendo en cuenta esta manera de pensar de Dios, uno cae en la tentación de estar de acuerdo con K. Marx al decir que la religión es una suerte de narcótico, un “opio del pueblo”, una venda que impide ver la realidad. (Continuará 7)

miércoles, 20 de junio de 2012

¿CÓMO ES DIOS?( 5)


Un modo peligroso de entender la presencia de Dios en el mundo.(5)

Según la idea más común de cómo Dios se hace presente en el mundo, se afirma que Dios actúa en el mundo de una forma directa, es decir,  con intervención en el mundo sin intermediarios. Y de modo  universal y total. Nada se escapa a su control. Todo sucede en este mundo bajo el registro y actividad divinos.

Y esto lo aceptamos, ingenua e inocentemente, sin reflexionar en las tremendas consecuencias. No se repara en la suerte de fatalismo a que conduce. Si todo sucede porque Dios quiere, todo está de algún modo determinado y pre-ordenado por él, desembocamos sin remedio en el determinismo divino.

Hay un “destino”, cada quien tiene un destino, se dice popularmente. No sólo las fechas de la vida y de la muerte están ya fijadas con antelación, sino que los sucesos de la vida aparecen como queridos, es decir, programados por Dios. Hagas lo que hagas, no te escapas de esa red cuyo hilo está en las manos de Dios. La voluntad o providencia de Dios ya ha fijado lo que los hombres tienen que hacer, sufrir o hacer sufrir. Estamos ante un mundo programado, dirigido y determinado por Dios.

No nos tiene que extrañar que, cuando muere el hijo de alguien, en un accidente, se tenga la impresión de que Dios se lo quitó. Algunos lo dicen expresamente y lo aceptan con resignada aceptación, al modo de Job.  (“Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea Dios”). Pero, en otros surge la rebelión – también a lo Job (Job 3,1-26) - y una sensación de gran injusticia. (Continuará 6)

sábado, 16 de junio de 2012

DIOS Y SU IMAGEN. (4)



Los accidentes, vienen de Dios? o de nosotros?(4)

Creer que Dios interviene en todo lo que sucede nos ciega para no ver que muchos accidentes son causados por nosotros mismos, los seres humanos. De ordinario, las autoridades, por desidia o por corrupción, descuidan sus deberes al servicio de la nación, por ejemplo en la infraestructura de las vías y en la exigencia del cumplimiento de las leyes del tránsito, de la salud y de la educación.  

La gente de a pie nos echamos la cruz encima confiados en que todo lo arregla "el de arriba", y no nos preparamos de modo suficiente para la actividad, un examen o un deporte, no mantenemos en debida forma el vehículo, manejamos después de tomar licor, no hacemos uso del cinturón en el carro o del casco en la moto, tiramos las basuras en las calles y caños de desagüe y un largo etc. debido a nuestra pereza y  descuido.

Así, al poner todo en los designios “inexcrutables” de Dios, jugamos con ligereza al conformismo, la irresponsabilidad y la complicidad con el proceder de otros. En esa confianza irracional se escuda, entre otros, el fumador para pedir cuentas a Dios por llevárselo prematuramente a los 40, el jefe militar que improvisa un operativo, donde mueren varios soldados,  el chofer que maneja ebrio, la trabajadora social que sigue dando pastillas contra la malaria, sin examinar las pésimas condiciones del acueducto municipal. Luego de la desgracia, con cara de piadosos decimos que "Dios quiso.. que murieran esos héroes, que desapareciera una persona tan joven, que esos angelitos fueran a hacerle compañía en el cielo...".

Si pensamos mejor nos damos cuenta de que algo no funciona con esta imagen de la presencia de Dios en el mundo. Ciertamente esta es una imagen caprichosa e inaceptable de Dios. Es una manera imperfecta y mutilada de Dios, a la que tendremos que quitarle el polvo y levantarla con cuidado. Continuará(5)

miércoles, 6 de junio de 2012

LA IMAGEN DE DIOS. ¿COMO ES DIOS? (3)


La imagen de un Dios cuya voluntad se impone por sobre todo ¿es buena y humana?(3).

“Todo viene de Dios, lo bueno y lo malo”. Pensarlo, más aún, expresarlo, suena a piadoso reconocimiento de Dios. Sin embargo, tal idea no hace otra cosa que reforzar una imagen de Dios que huele a imposición y arbitrariedad: “Dios lo quiere o dispone así”: que ya no esté aquí, porque me habré muerto, estaré postrado con una grave enfermedad, o bajo el peso de un suceso desastroso, consecuencia de una imprudencia propia o de la actitud negativa de otro ser humano. 

Una sombra amenazadora y caprichosa planea sobre nuestras vidas como un ave de presa. Lo negativo e inhumano de todo esto es que nos hace sentirnos como juguetes de un Dios autoritario, a quien no le importa nuestro bien sino que se cumpla su voluntad.

A veces, el recurso a la Providencia tiene otras aplicaciones entre tragicómicas y perversas. Por ejemplo, cuando se aplica a sucesos de los que hemos salido ilesos por la “Providencia divina”; íbamos a tomar un avión o un autobús que posteriormente sufrió un accidente. El atraso y las dificultades para llegar puntuales a la cita con el avión o el bus, se transforman ahora en “señales” de la providencia divina, que me salvó. Claro que no se dice nada sobre la ausencia de esa “providencia divina” respecto a los doscientos o los treinta y tantos muertos de dichos accidentes. En cuanto a ellos, ¿qué pasó con la “providencia” del Señor?.

La apelación a la providencia presenta una forma peligrosa de injusta arbitrariedad o de legitimación social de lo que sucede, cuando atribuimos a Dios lo bueno y lo malo. Que uno nazca entre sedas y otros en el arroyo;lo que ha sido fruto de las vueltas de la vida, del trabajo, del ahorro o de la explotación e in-equidad social, se transforma en “providencia” benevolente para los bien situados y en castigo o “prueba” para los otros. (Continúa en la próxima entrada)