viernes, 31 de agosto de 2012

DIOS NOS QUIERE ADULTOS RESPONSABLES. 12



El Dios que nos presenta Jesús no es alguien que nos infantiliza. Èl mismo no nos trata como personas que no crecen, al modo de Peter Pan. Quiere que tengamos algunas cualidades propias de los niños como la rectitud, la gratitud, la disponibilidad, la sencillez; sin embargo, su deseo es que crezcamos como adultos responsables.

Jesús ve que los dirigentes o pastores de Israel someten al pueblo, lo tratan como a un grupo de menores ignorantes e incapaces de aprender; lo domestican y usan para sus intereses. Jesús  no está de acuerdo y se lo reprocha. Por el contrario, se manifiesta como el “buen pastor” que quiere personas hechas y derechas. Las toma en serio, se desvela por ellas, quiere para ellas la vida en plenitud (Jn 10, 1ss). Subordina la Ley al bien del ser humano. El ser humano no es para la ley, sino al revés (Mc 2,27).

 Habría que decir: el sábado, las instituciones, el Sabath, el día de descanso, la misma Iglesia, no son realidades con un fin en sí en sí mismas. Son para facilitar el bien  del ser humano. Este es el sueño de Dios – Reino de Dios-, en el que Jesús invita a sus discípulos a colaborar. La religión que no se oriente en esta dirección no tiene la aprobación de Dios. Será una religiosidad que oprime y destruye al ser humano (13)

miércoles, 22 de agosto de 2012

DIOS. PREOCUPACIÓN POR SU REINO!. 11



Mt 6, 19-34 y Lc 12, 1-40, textos muy usados y citados, leídos con un literalismo excesivo y fuera del contexto, pueden conducirnos a creer que Dios es el gran manipulador y prestidigitador del universo. Nos instan a un abandono en la providencia de Dios:

”No anden preocupados por la vida pensando qué van a comer o a beber, ni por el cuerpo pensando con qué van a vestir”(Mt 6, 25). Ahí están los pájaros y los lirios del campo, y Dios los cuida. Parecería que se nos anima a la despreocupación total; a un abandono ingenuo en Dios: al final, Dios proveerá y nos proporcionará todo lo que necesitemos.

Por el contexto, se ve que no es exhortación a la irresponsabilidad infantil, sino a no hacer de las preocupaciones materiales, sobre todo del dinero, el centro de la vida. La intención es señalar la preocupación esencial de la vida en el contexto que ofrece el evangelio de Lucas para estos pasajes: Lc 12, 13ss ofrece la parábola del rico que hacía planes, y planes para un futuro del que no disponía, con el fin de obtener seguridad y poder entregarse a la buena vida, equivalente a holgar y despreocuparse de los otros. 

Este centramiento egoísta en uno mismo y en las riquezas, como si fuera el seguro de la vida, es decir, dios, es lo que combate el Evangelio. Es de necios. Más que acaparar riquezas, seguridad material, hay que buscar que Dios reine en este mundo. Esta es nuestra mayor riqueza y la bolsa que asegura el sustento.

Poner el centro en Dios y en su Reino es lo esencial. Poner la confianza en Dios no quiere decir desentenderse del cuidado de las necesidades de la vida esperando que Dios nos haga las cosas por arte de magia, sino renunciar a la seguridad idolátrica de la riqueza y del poder. Buscar el Reino de Dios quiere decir esforzarnos para que el sueño de Dios sobre los hombres se realice en la tierra. Y esta tiene que ser la máxima y central preocupación de la vida.

Es la bienaventuranza de tener a Dios por señor, por riqueza y protección. Es decir, perder el miedo a la inseguridad y la obsesión por acumular riquezas como protección y centro de vida. La confianza en Dios no es la infantil creencia en una providencia total.(Continuará 12)

lunes, 13 de agosto de 2012

DIOS, ¿AUTOR DE NUESTRAS DESGRACIAS? 10



      En Jn 9, 1-4, se presenta a un hombre ciego de nacimiento. Jesús dice que Dios no es el autor de su ceguera. A la pregunta de los discípulos acerca de quién había pecado, si él o sus padres, - en otras palabras, ¿quién era el culpable merecedor del castigo divino?- , responde Jesús claramente que “ni él ni sus padres”. Y continúa diciendo que “así se manifestarán en él las obras de Dios”.

Entender e interpretar esta parte final de la frase como si quisiera decir que la ceguera es algo querido por Dios para que Jesús hiciera el milagro, no sería correcto. Sólo se puede entender que la desgracia de un prójimo es la ocasión, ciertamente no provocada por Dios,  para hacerle bien, para ser con él instrumento de la bondad de Dios.

De estos textos se deduce que Jesús afirma que Dios no es la causa de ninguna calamidad a modo de castigo divino. Dios no interviene en estos casos. El Dios que nos revela Jesús no es responsable de tales hechos, sean accidentes o malformaciones congénitas. 

El rostro de Dios no el de un ser huraño, castigador o resentido que cobra agravios e inflige penas a los humanos. Esta imagen de Dios es una deformación monstruosa del Dios de Jesús.(Continúa)