AMA LA
VIDA QUE ES UNA FIESTA, con el PAPA FRANCISCO (21). “…una necesaria descentralización”. (E.G. 16) Junio 2015.José Pablo Patiño.
“La pregunta
es si Dios es Padre sólo de niños pequeños o de hijos mayores de edad, adultos,
libres. Para el niño pequeño, sus padres son la solución, la ley, la fuente de
castigos y de premios y, con todo esto, también
(son) una dificultad para su libertad. Para un hijo adulto, cuando la
relación filial ha sido válida, cosa bastante rara hoy, los padres son punto de
referencia decisivo, y la vida del hijo es fuente de interés para los padres;
pero la decisión sobre ella, está en sus propias manos, y no en las de los
padres”.
El párrafo anterior es de J.I. González Faus, teólogo español. Pongamos
el foco en la frase de inicio. ¿Cómo nos situamos ante Dios? ¿Cómo queremos que
él nos trate o cómo quiere tratarnos él, como niños pequeños o como hijos
mayores de edad, adultos, libres?
De la pregunta acerca de Dios, pasemos a la que nos relaciona con la
Iglesia, o la Iglesia con nosotros. El tema queda abierto y cada persona, cada
uno de nosotros, como creyente y como seguidor de Jesucristo, tiene la tarea de
decidir la actitud apropiada.
El Papa Francisco en su carta-programa, al hablarnos de la
evangelización, nos da a entender que él
opta tratarnos como personas que piensan, capaces de discernir y decidir su
camino propio, ayudándonos precisamente a hacerlo. Y quiere respetar las
instancias e instituciones intermedias que tienen también su función en la
ayuda al discernimiento de cada fiel cristiano. Leamos lo que dice el Papa:
“Son
innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual
que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas
múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa
profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una
palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la
Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados
locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus
territorios. En este sentido, percibo la necesidad de una necesaria
descentralización” (EG. 16)
En algunos pasajes de los evangelios, por ejemplo, en las comparaciones
o parábolas, donde quiere instruir a sus discípulos, Jesús presenta a Dios como
alguien que encomienda tareas pero, al mismo tiempo, da lugar a la decisión de
asumirlas y de realizarlas como colaboradores, en el caso, “trabajadores de la
viña” y empleados de su casa (Mt 20, 1 y ss.y 25, 14 y ss).
Hay, entonces, un espacio grande a la iniciativa del cristiano,
presbítero, religioso o laico, en el cumplimiento del querer de Dios. Por eso
el Papa dice que él no tiene que abarcar todo en su magisterio. Los Obispos, en
sus diócesis y, en conjunto, en cada nación y/o continente, tienen su propia
responsabilidad respecto de los fieles a los que sirven. Como asimismo los
presbíteros. Pero cada discípulo ha de buscar el querer de Dios en las
circunstancias de la propia vida. El mismo Francisco dice claramente:
”Jesús no
quiere cristianos egoístas, que sigan el propio yo, que no hablan con Dios,
cristianos débiles, cristianos que no tienen voluntad, cristianos a control
remoto y no son libres. ¡Jesús nos quiere libres!. Y ¿dónde se consigue esa
libertad? En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no
sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia no es
libre… Debemos escuchar más a nuestra conciencia!...”(Sta Marta.30.6.013).
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