domingo, 29 de mayo de 2016

SUELTE ESA PLUMA...


“Las armas y las letras”

JESUCRISTO SIEMPRE CON LOS HUMANOS.


Comida de la comunidad de discípulos. LA EUCARISTÍA. 29 de mayo. Lc 9, 11-17.
Tomen y coman”. Las palabras de Jesucristo son claras. No hay lugar a dudas ni a interpretaciones. Los hermanos separados dicen que son mero simbolismo. El querer de Jesús es que lo comamos. De modo que él, su persona, se haga nuestro. O mejor que nosotros nos hagamos uno con él. San Pablo llegó a decir: ”Vivo yo, pero no soy yo es Cristo quien vive en mí”. Que sus pensamientos y sus sentimientos sean también los nuestros: que amemos, oremos, perdonemos, seamos misericordiosos como Jesucristo. ”Quien me come vivirá por mí” dijo él mismo.
La Eucaristía es, entonces, nuestra comida, alimento de la vida de Cristo en nosotros
Pero es también comensalía, comida en comunidad. Recibimos la fuerza de Jesucristo en comunión. Formamos con Cristo y con sus discípulos el árbol total, la vid verdadera, el Cuerpo total de Cristo: expresiones de la misma realidad de unión en Jesucristo. Y entre nosotros.
“Dios no necesita nuestra sangre ni nuestro trabajo, ni nuestros bienes, pero sí los necesitan otros miembros de la comunidad, nuestros hermanos”. Sin esta disposición a ayudar a los que necesitan a nuestro derredor, el culto y la oración serán vacíos, sin sentido alguno.
“La Eucaristía es Jesús mismo que se dona totalmente a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la transforma en un don a Dios y en un don a los hermanos”. “Nutrirnos de aquel ‘Pan de vida’ significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus  elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirnos en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que Jesús ha hecho”.(Papa Francisco).


sábado, 21 de mayo de 2016

SANTA TRINIDAD. ANDREI RUBLEV

CONSAGRADOS AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.


Consagrados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Dios Trinidad. 22 mayo.  Jn 16, 12-15.
Esta celebración señala el punto final y culminante de la Pascua, incluso de todo el año litúrgico. Con la celebración de la Santa Trinidad llegamos a la fuente-origen  de todas las intervenciones de Dios en favor de los seres humanos: -la creación,  primera manifestación de Dios fuera de sí mismo cuando establece un interlocutor personal: el ser humano que pone al frente de lo creado; - la encarnación, mediante la cual el mismo Dios en la persona del Hijo toma un lugar, ya para siempre, entre los seres humanos como uno entre ellos; - venida del Espíritu del Padre y del Hijo para acompañar a los humanos en su camino de hijos de Dios en Cristo y hermanos entre sí.
Por la revelación de Dios reconocemos la manifestación de la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, respectivamente, en la Creación, la Encarnación y la Santificación: un Dios totalmente volcado en el ser humano, enamorado de la humanidad, que no quiere imponernos nada sino ganar simplemente nuestro amor y nuestra correspondencia.  El sueño de Dios es que seamos sus hijos en Cristo en el amor de su Espíritu. El Bautismo es nuestra aceptación a su propuesta al “consagrarnos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. Es lo que celebramos en este día.                                                                                                                                            “…envió a sus discípulos a evangelizar a la gente” y a bautizarla “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Es un mandato que “lo dirige también a cada uno de nosotros que, por la fuerza del Bautismo, hacemos parte de su Comunidad” y en relación a la solemnidad de este día “nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y entre nosotros sobre el modelo de la trinidad”(Papa Francisco).


sábado, 14 de mayo de 2016

PENTECOSTES : SALUD INTERIOR

PENTECOSTES. SALUD DEL ESPIRITU.

La salud interior. Domingo de Pentecostés. 15 mayo. Jn 14, 15-16. 23-26
Una preocupación de nuestros tiempos es la del medio ambiente. Alguien con humor decía que no quería un medio sino un ambiente completo. ¿Quién no? Lo que sucede es que todos hablamos de la necesidad de cuidar la naturaleza como nuestro hábitat, nuestra casa común; pero la realidad es que casi todos nos quedamos en las palabras. El Papa Francisco es un buen ejemplo de ser coherentes. El habla y con lo que hace se esfuerza de poner en práctica lo que dice en sus homilías.
Pero hay algo en lo que nos quedarnos cortos, y en extremo. Y ni siquiera caemos en cuenta de su necesidad. Porque no basta con que hablemos de cuidar el ambiente externo. Hace falta preocuparnos por nuestro entorno interior, nuestra salud mental: nuestros sentimientos y pensamientos. Pues de ahí depende la expresión hacia afuera, hacia nuestros pares, los humanos, y también los animales y todo lo que es bien común.
Y precisamente la celebración cristiana de hoy nos recuerda que Jesucristo nos da su Espíritu para que habite en nosotros y nos procure la sanidad interior: lo pensamos, lo que sentimos. San Pablo, un discípulo de Jesucristo, nos hace caer en cuenta de que somos templo del Espíritu Santo. Ojalá cuidemos esa presencia en nosotros. El resultado será que seamos cada días más humanos entre nosotros.
“ Fortalecidos  por el Espíritu Santo – que nos guía a la verdad, que nos renueva a nosotros y a toda la tierra, y que nos da los frutos – confortados en el Espíritu y por estos múltiples dones, llegamos a ser capaces de luchar, sin concesión alguna, contra el pecado, de luchar,  contra la corrupción que, día tras día, se extiende cada vez más en el mundo, y de dedicarnos con paciente perseverancia a las obras de la justicia y de la paz”(Papa Francisco)


sábado, 7 de mayo de 2016

¿QUÉ TE HA PASADO, EUROPA? PAPA FRANCISCO.

Como agradecimiento al premio Carlomagno, que otorga la ciudad alemana de Aquisgrán y que distingue a personalidades en el ámbito europeo, el Papa forjó un discurso que pivota en una pregunta retórica (“¿qué te ha pasado, Europa?”), y que se contestó él mismo con un mensaje directo y a ratos severo, pero también inspirador, con varias ráfagas del líder afroamericano Martin Luther King: “Sueño con una Europa en la que ser inmigrante no sea un crimen. Sueño con una Europa en la que los jóvenes puedan tener empleos dignos bien remunerados. Sueño con una Europa en la que no se dirá que su compromiso con los derechos humanos fue la última utopía”.