LIBERTAD DE EXPRESION Y DE FE. OBISPO OMELLA. BARZA FEBRERO 2016.l
En un artículo, el arzobispo explica: "Me gustaría romper el silencio que estos días he mantenido para no alimentar una controversia política que, de rebote, hiciera más grande la herida que ha producido a miles de barceloneses el hecho de que se programara en un acto público, organizado por el Consistorio, la lectura de un poema que parafrasea con poca fortuna la oración central de los católicos".
El arzobispo defiende que el padrenuestro "es la oración de los sencillos, de aquellos que ponen el corazón confiado en el Padre en el Cielo".
"Es la oración de los limpios de corazón, los que buscan la justicia, los que aceptan las propias limitaciones y depositan sus esperanzas con una dependencia amorosa del Dios que nos ama", añade.
El prelado señala que "el padrenuestro es una oración que nos emociona y nos interpela" y que "todas las oraciones pueden hacerse desde el grito y el dolor, pero siempre deberían ser expresadas con las palabras adecuadas a aquel a quien nos dirigimos".
"Ante los hechos ocurridos estos días ya manifesté que a veces callar es la mejor respuesta, el mismo silencio que Jesús manifestó ante el Sanedrín", afirma Omella.
"Responder a la provocación con el silencio es una manera de tomar distancia ante el despropósito. Tomada esta distancia, hay que recordar que el respeto por la libertad de expresión y creación es un valor incontrovertible de nuestra sociedad, reconocido en el artículo 20 de la Constitución. También es incuestionable el derecho a crear una obra artística", reconoce el arzobispo.
Sin embargo, alega que ética y moralmente "puede ser cuestionable el hecho de que una obra artística que resulta ofensiva para un colectivo de personas sea incluida en el programa de un acto oficial organizado por un Consistorio que representa a todos".
"La defensa de la libertad de expresión debe ser compatible con el respeto por la fe religiosa de las personas", añade monseñor Omella en su artículo.
El arzobispo defiende que "la libertad religiosa comenzó con aquellas lapidarias palabras de Jesús para dar al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios" y agrega: "Ahora más que nunca, la libertad religiosa es un aspecto fundamental que pulsa el grado de civilización de nuestras sociedades plurales".
"La Iglesia no es ni quiere ser un agente político, pero tiene un profundo interés por el bien de la comunidad política, el alma es la justicia. La Iglesia continúa ofreciendo a la sociedad, con generosidad y constancia, el compromiso por el bien común que, cuando está inspirado en el testimonio de la caridad, tiene un valor superior al compromiso meramente secular y político", argumenta.
"En definitiva, sólo pedimos que nuestros representantes políticos que preserven la libertad religiosa como un activo que nos pertenece a todos y que nos corresponde a todos preservar", concluye juan José Omella.