“La
miseria ante la misericordia”.13
marzo. 5to Dom. Cuaresma. Jn 8. 1-11.
San Agustín denomina así este pasaje. Es otra joya de la
revelación de Jesús, junto a las parábolas del hijo (Padre) pródigo y del
samaritano. En las tres nos ofrece como sólo él, el Hijo, pudo hacerlo, la
misericordia del Padre. Deteniéndonos en la escena, Jesús sale de la trampa que
le tienden quienes con el libro, o la ley, en la mano se creen con derecho a
condenar. Con una sola frase hace que sus manos dejen caer las piedras: ”Quien
esté sin pecado, que tire la primera piedra!”. Su deseo era que cambiaran la
actitud de condena por la conciencia de la propia necesidad de curación. Pero
no; ellos se retiran. Se cierran a quien podía sanarles.
Queda sólo la mujer que reconoce su pecado y espera con temor la
sentencia. ”Yo tampoco te condeno. Vete y
en adelante no peques más”. Es la respuesta de Jesús.
Dios, en Jesucristo, perdona a quien ha caído y le ofrece una
nueva oportunidad. Ese es el Dios que nos muestra Jesús: alguien que nos
devuelve a lo mejor de nosotros mismos, que nos acoge con amor de padre en su
familia, mostrándonos que también es la nuestra, en la comunidad de los
hermanos y hermanas.
“Misericordiosos como el Padre”, (Luc
6:36).“Un programa de vida tan
difícil como lleno de alegría y de paz”, que requiere la capacidad de “escuchar la Palabra de Dios, a fin de
contemplar su misericordia” y
asumirla como su estilo de vida (Papa Francisco)
No hay comentarios:
Publicar un comentario