martes, 29 de marzo de 2016

HA RESUCITADO EL SEÑOR. ALELUIA.

Testigos de la vida. 27 marzo. Domingo de Pascua. Jn 20, 1-9
Celebrar la Resurrección de Jesús es proclamar que la vida está por encima de la muerte. Más allá de la muerte y de todas las calamidades que puedan limitar la vida de los humanos, ésta no termina en el vacío y la destrucción.
Los que nos hablan de Jesucristo, de sus palabras y sus hechos, no nos cuentan cómo sucedió su Resurrección. Es un hecho de fe.  Sin embargo, la experiencia de los apóstoles de que él estaba vivo fue tan  fuerte que de inmediato se dispusieron a anunciarlo con entusiasmo, y que ellos eran testigos de todo.
Con la resurrección, Dios, el Padre, le dio su respaldo y garantizó que su enseñanza y su modo de vida tienen validez para todos los humanos. Siguiéndole a él tendremos “vida y vida abundante”.

“La buena noticia de la Resurrección debería transparentarse en nuestro rostro, en nuestros sentimientos y actos, en el modo cómo tratamos a los otros”. (Papa Francisco). 

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