Discernir el
querer de Dios en el Espíritu. Dom 6º.
Pascua. 1 mayo. Jn 17, 20-27.
Los cristianos recibimos de Jesucristo una oración que recitamos
con frecuencia. En ella, entre otras cosas, pedimos a Dios hacer su querer:
”Hágase tu voluntad”. El mismo Jesucristo dijo que “su alimento era hacer la
voluntad de su Padre”.
Fácilmente podemos darnos cuenta de que si Dios es nuestro
Creador, más aún, quien nos ha llamado a ser sus hijos en Jesucristo, nos
importa mucho llegar a conocer el querer de Dios. Es la manera de realizarnos
como seres humanos camino de nuestro destino último que es el mismo Dios.
Los evangelios al mostrarnos los hechos y palabras de Jesús nos
lo señalan como nuestro camino verdadero de vida. La manera más perfecta de “hacer
la voluntad de Dios”.
En Rm 12, 2, san Pablo nos recomienda “renovarnos de modo que
sepamos discernir lo que Dios quiere, lo bueno lo que le agrada, lo
perfecto”. Y el Papa Francisco nos dice
que seamos personas de oración para que en el encuentro íntimo y sincero,
alejado de todo interés egoísta, en el santuario de la conciencia, encontremos la
voluntad de Dios que será, entonces, la verdad y la bondad de nuestra vida. Y
nos recuerda que así lo hizo Jesucristo. Con
ocasión del día del trabajo haríamos bien en discernir el querer de Dios en
nuestras responsabilidades en familia y en la sociedad.
“Que el
Señor nos dé la gracia, a todos nosotros, que un día pueda decir de nosotros lo
que dijo a aquel grupo, aquella muchedumbre que lo seguía, aquellos que estaban
sentados en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio: He aquí mi madre
y mis hermanos. El que hace la voluntad de Dios, éste para mí es hermano,
hermana y madre. Hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana,
hermano” (Papa Francisco).