Pescadores
de hombres. 10 abril. III Dom. Pascua. Jn 21, 114.
En el pasaje de este domingo, Jesús ya resucitado se les aparece
una vez más, y ante la frustración de la pesca, les indica a dónde deben echar
la red y el resultado es asombroso: los peces cogidos son 153, el número de las
naciones conocidas en ese tiempo.
Seguramente ellos se acordaron que tiempo atrás, poco después de
haberlos llamado a su convivencia y seguimiento, les había dicho: ”No tengan miedo. En adelante serán
pescadores de hombres”.
Así, con este signo, entendieron que él estaba con ellos en la
misión que les confiaba de ser pescadores de seres humanos. Ellos habían de
anunciar a todos el querer del Padre para alejarles del mal que esclaviza y
hace esclavos, por el apego a tener más y más, a dominar sobre los otros y al
placer por encima de todo. Así se harían colaboradores en hacer real el sueño
de Dios de hacernos sus hijos y hermanos entre sí en Cristo Jesús.
Pedro y los apóstoles, y nosotros con ellos, mostrarán su amor a
Jesucristo y la fidelidad a la misión de Cristo, sirviendo a los humanos y
enseñándoles a ser hermanos según la enseñanza y el ejemplo del mismo Jesús: ”Ámense y sírvanse como lo he hecho con
ustedes”.
«En el mundo de hoy, herido por muchos males, es
más necesario que nunca que como cristianos testimoniemos juntos con renovada
energía la luz de la Pascua, haciéndonos signo del amor de Dios,
victorioso en la Resurrección de Jesús. Que este amor pueda, también mediante
nuestro servicio humilde y valiente, alcanzar el corazón y la vida de tantos
hermanos y hermanas que lo esperan, aun sin saberlo” (Papa Francisco)
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