“Aprendan
de mí… “. 9 julio. Dom 14º. Mt 11,
25 – 30.
El evangelio de hoy es un diálogo íntimo de Jesús
con su Padre. Es la expresión de alegría ante la predilección por los humildes
que acogen la buena noticia de su amor. La
mirada de misericordia y complacencia con los pobres la comparte Jesús, el Hijo
amado del Padre. No es que poderosos y entendidos
sean objeto de discriminación. Por el contrario, son ellos los que rehúyen a
Dios y su misericordia. Sucede algo parecido con el regalo del sol, que es
gratuito y se ofrece a todos. Sólo los que salen de su casa reciben su luz y su
calor. Los poderosos y los llenos de ciencia confían en sus recursos y la
tecnología y creen que no tienen necesidad de más. Mientras los pobres, los sin recursos,
sencillamente se acogen a lo que la naturaleza les ofrece y así se sienten complacidos
con la caricia y el brillo del sol. Así saben que Dios, que se les ofrece
gratuitamente, es su mejor riqueza y alegría. Por eso Jesús también se alegra y
le da gracias en una oración llena de intimidad y afecto. Ojalá nosotros también compartamos su
alegría y contribuyamos a su gozo obrando así con sencillez y modestia viviendo
la Buena noticia del amor y la misericordia del Padre. “Nosotros sabemos rezar muy
bien cuanto pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración
de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al
Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el
Señor ha hecho en nuestra vida: ‘En Él – en Cristo – nos ha elegido
antes de la creación del mundo’. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido!
Es la alegría de una cercanía paterna y tierna”(Papa Francisco)
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