Según la Declaración de los
Derechos humanos, 1948, cada persona tiene derecho a reconocerse dotada de una
condición sexual determinada, de acuerdo a sus sentimientos y a su constitución física. Todos hemos
de respetarnos ese derecho. Nadie puede usurparlo o
desconocerlo con presiones de ninguna clase. Los padres, y/o quienes
hagan sus veces, deben ayudar a los niños y jóvenes a llegar a la conciencia y
aceptación plena de sí mismos.
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