¿QUÉ A DIOS, QUÉ
AL CÉSAR? 22
oct. Dom. 29º. TO.A. Mt 22, 15-21. “A Dios lo que es de
Dios y al César lo que es del César”: Esta frase ha tenido muchos comentarios dentro
y fuera de la Iglesia. Algunos lo resuelven fácilmente diciendo que en el
culto, oraciones y ritos, “el de arriba tiene la mano”, pero lo demás es cosa
del poder civil o de cada uno. Tanto
respaldo tiene esta opinión que a su amparo se ha llegado a otra afirmación:
que los curas, o sea, los que están en los asuntos del altar, no se metan en lo
demás, la política, la economía, educación…
Claro que allá por el siglo X se interpretó que al decir Jesús: ”Se me ha dado todo poder en cielo y
tierra”, le dió a la Iglesia la autoridad sobre todos los poderes humanos,
las dos espadas: la del cielo y la de la tierra. En tal supuesto, el Papa
Alejandro VI dirimió por su cuenta el pleito entre España y Portugal sobre las
tierras americanas. Sin
embargo, los biblistas dicen que las sociedades se organizan para sus
relaciones, según los acuerdos de sus miembros; según las constituciones, los dirigentes
tienen la autoridad. Pero los seres humanos, como individuos y como conjunto, son,
tienen la imagen de Dios. Por tanto, quienes son conscientes de su fe reconocen
a Dios como su señor en la orientación de su conciencia y de sus actos, en
todos los campos. La respuesta a Dios cubre la economía, la política, el sexo y
las relaciones humanas. “No se ha de sacrificar la vida, la dignidad o
la felicidad de las personas a ningún poder. Y, sin duda, ningún poder
sacrifica hoy más vidas y causa más sufrimiento, hambre y destrucción que esa
dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano
que, según el papa Francisco, han logrado imponer los poderosos de la Tierra.
No podemos permanecer pasivos e indiferentes acallando la voz de nuestra
conciencia en la práctica religiosa” (Antonio José Pagola).
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