– No debemos asumir el plebiscito como si se tratara de elegir entre Santos y Uribe. Se trata de tomar una decisión pensando en Colombia. Quizás convenga, como ejercicio democrático, que aquellos que piensan votar por el sí simplemente porque lo dice Santos, y aquellos que piensan votar por el no simplemente porque lo dice Uribe estudien a fondo de qué se trata esta elección y tomen una decisión por ellos mismos.
– Cuando se firma un acuerdo entre partes que piensan de manera diferente, además de procurar que aquellos que han estado equivocados entren en razón, el ejercicio también implica la difícil tarea de tratar de rescatar lo que haya de positivo en las ideas del otro, aunque hayan sido defendidas como no se debía.
– A quienes insisten en que la única vía para acabar con las Farc es a punta de bala les conviene caer en cuenta de que aquellos gobiernos que han defendido esta posición y han enfrentado a la guerrilla de esta manera no han logrado su cometido. Si no es por ahí, y queremos un país en paz, hay que ensayar otras vías.
– Permitirles a las Farc participar en política es una manera de demostrar cuál es el camino que se debe seguir para expresar las ideas políticas y para ejercer la oposición en el marco de la democracia.
– Un acuerdo de paz con las Farc no les pondrá fin a los problemas de Colombia, pero permitirá quitarse de encima uno de los más grandes desvelos de los colombianos, y concentrar esfuerzos y recursos en la atención de frentes diferentes al de la guerra. El día que la educación y la salud sean temas prioritarios seguramente significará que estamos construyendo un país más sólido, más equitativo y con mayores oportunidades.
– Si es cierto que quienes promueven el voto por el no en el plebiscito en todo caso están a favor de la paz, deberían demostrarlo expresando sus opiniones sin recurrir al insulto. Es decir que, para ser coherentes, deben defender su oposición de manera pacífica.
FERNANDO QUIROZ.
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