viernes, 24 de noviembre de 2017

“He aquí al Hombre “ perfecto, entregado. Cristo Rey. A. 26 nov. Mt 25, 31- 46.                                                                                                               Dos presentaciones de Jesús en los evangelios nos desconciertan: – Una, la que hace Pilato, de modo profético, sin quererlo. Lo muestra   destrozado, luego de la flagelación: “He aquí el hombre”. - La otra es la que ofrece el agónico grito del mismo Jesús: ”¿Padre, por qué me has abandonado?”.                                    Ante Jesús en el trono regio de la cruz, desgarrado y entregado por nosotros, la única oración que podemos hacer es la de Etty Hillesum, muerta en un campo de concentración:  ”No eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros mismos somos   quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Esto es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros”.                          Jesucristo, el Dios que se hizo voluntariamente débil, sin poder,   para que el ser humano sea con el regalo inmenso de la libertad dado por el mismo Creador, y para que lo pudiéramos ayudar también en los más pequeños: ”Todo lo que ustedes hagan por el más pequeño a mí lo están haciendo”.                             Ese es el Dios de Jesucristo, el Dios que nos da el regalo de la creación y el don de la libertad, para que nos realicemos como seres humanos y, al mismo tiempo para que lo ayude en nuestros prójimos.  Cuando me acerco al necesitado y me preocupo por él, como el samaritano de la parábola, hago presente el Reinado de Dios.                                                                             El Reino de Dios está entre nosotros, pero nosotros, con el descanso, con el trabajo, con el discernimiento, debemos custodiar la esperanza de este Reino de Dios que crece, hasta el momento en que vendrá el Señor y todo será transformado”.(Papa Francisco).


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