sábado, 2 de septiembre de 2017

EL CAMINO DEL CRISTIANO, EL DE JESÚS.

 EL CAMINO DEL DISCÍPULO, EL DE SU MAESTRO. 3 sept. Dom. 22º. TO.A. Mt 16, 21-27.
Jesús anuncia claramente a los suyos que va a sufrir, ser torturado y morir  a manos de  ancianos y sacerdotes. Eso les cae como baldado de agua fría. Pedro, entonces, no duda en replicarle que no, que eso no puede ser. Haciéndose vocero de sus compañeros, exterioriza su disgusto pues si él, su maestro, va a pasar por ese doloroso futuro, ellos ¿qué pueden esperar?                                       Jesús afirma que su camino no es el de los poderosos y acomodados. Él ha venido a “llamar a los hijos de Dios dispersos”, para  hacer entre todos una comunidad de hermanados en el amor del Padre Dios. Y es previsible que los que han tenido el poder hasta ahora no  consentirán el cambio. La oposición, el acoso y la muerte marcaran su destino. ”Amó sin calcular las consecuencias” (Dorothée Sölle)                                                                                     Quizá nosotros no nos sintamos cómodos si decidimos seriamente ser discípulos de Jesús. El Papa Francisco, en su visita ya próxima, nos dirá que ser cristianos no es sólo rezar. Hay que comprometernos a ser honrados en los asuntos privados y en las cosas públicas, en los deberes de justicia y de solidaridad, sobre todo con los marginados del país.                             Haremos bien si encauzamos la emoción de tener al Papa con nosotros en un decidido propósito de alejarnos de la corrupción y la intolerancia en todas sus expresiones. No nos será fácil, sumergidos como estamos en una sociedad que busca comodidad, confort, pasarlo bien. Pero, tengamos confianza, Jesucristo nos asiste con su espíritu para que lo sigamos con generosidad como lo hicieron Pedro y sus compañeros.

"Seguir a Jesús es propiamente esto: ir por amor con Él, detrás de Él: el mismo camino, la misma vía. Y el espíritu del mundo no lo va a tolerar y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como el de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús en el camino que Él nos ha revelado y que Él nos ha enseñado. Esto es hermoso, porque jamás nos deja solos. ¡Nunca! Siempre está con nosotros” (Papa Francisco). 

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