EL CAMINO DEL DISCÍPULO, EL DE SU MAESTRO. 3 sept. Dom. 22º. TO.A. Mt 16, 21-27.
Jesús anuncia claramente
a los suyos que va a sufrir, ser torturado y morir a manos de
ancianos y sacerdotes. Eso les cae como baldado de agua fría. Pedro,
entonces, no duda en replicarle que no, que eso no puede ser. Haciéndose vocero
de sus compañeros, exterioriza su disgusto pues si él, su maestro, va a pasar
por ese doloroso futuro, ellos ¿qué pueden esperar? Jesús afirma que su camino no es
el de los poderosos y acomodados. Él ha venido a “llamar a los hijos de Dios
dispersos”, para hacer entre todos una
comunidad de hermanados en el amor del Padre Dios. Y es previsible que los que
han tenido el poder hasta ahora no
consentirán el cambio. La oposición, el acoso y la muerte marcaran su
destino. ”Amó sin calcular las
consecuencias” (Dorothée Sölle) Quizá nosotros no nos sintamos cómodos si decidimos
seriamente ser discípulos de Jesús. El Papa Francisco, en su visita ya próxima,
nos dirá que ser cristianos no es sólo rezar. Hay que comprometernos a ser
honrados en los asuntos privados y en las cosas públicas, en los deberes de
justicia y de solidaridad, sobre todo con los marginados del país. Haremos bien si encauzamos la emoción
de tener al Papa con nosotros en un decidido propósito de alejarnos de la
corrupción y la intolerancia en todas sus expresiones. No nos será fácil,
sumergidos como estamos en una sociedad que busca comodidad, confort, pasarlo
bien. Pero, tengamos confianza, Jesucristo nos asiste con su espíritu para que
lo sigamos con generosidad como lo hicieron Pedro y sus compañeros.
"Seguir
a Jesús es propiamente esto: ir por amor con Él, detrás de Él: el mismo camino,
la misma vía. Y el espíritu del mundo no lo va a tolerar y nos hará sufrir,
pero un sufrimiento como el de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús en el
camino que Él nos ha revelado y que Él nos ha enseñado. Esto es hermoso, porque
jamás nos deja solos. ¡Nunca! Siempre está con nosotros” (Papa Francisco).
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