viernes, 14 de septiembre de 2012

PRESENCIA DE DIOS EN EL MUNDO (14)



Los evangelios nos ayudan a entender la presencia de Dios en el mundo  no directa ni intervencionista. Algunas parábolas, como la de los talentos (Mt 25, 14-30; Lc 19, 11-27), sugieren que Dios crea al ser humano con un valioso conjunto de  capacidades y dones, y después le entrega a él sólo el cuidado y administración del universo. El “se va a un país lejano”.

Gen 1, 26- 30 parece anticipar esa actitud divina: Primero aparece la declaración solemne de hacer al ser humano a su imagen y semejanza, es decir como Creador sabio y providente, que es como EL mismo ha figurado hasta ahora. 

Enseguida, en boca de Dios aparecen unas frases que indican plena autonomía para los hombres en relación a sí mismos y a la administración en el dominio para su servicio de las diversos componentes de la creación: peces, aves, animales semovientes, semillas, árboles, hierbas… y todos los frutales. 

No de modo distinto procede el dueño de una finca cuando contrata un mayordomo. Le entrega todo con el compromiso de darle un arriendo mensual o anual. En el caso de Dios, ni siquiera se alude a esto último. El Creador se va y deja todo, todo, al servicio y cuidado de su creatura preferida, el ser humano. Y desaparece.

Es una forma simbólica de decirnos que la presencia de Dios en este mundo es de modo distinto a una intervención directa. La hacienda de Dios queda a nuestro cuidado, a nuestra administración autónoma. Lo que nosotros no hagamos, Dios tampoco lo hará.

Esta imagen de Dios es más adecuada y conforme con el modo de pensar de Jesús.  Supone una idea madura y adulta de Dios con la que los humanos más serios y reflexivos han pensado la presencia de Dios en el mundo. (Continuará 15)

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