caridad”.
(Papa Francisco)
LO QUE
DA VALOR A LA VIDA. 30 julio. Dom 17º. TO. A. Mt
13,44-52.
Los
Medios nos han acostumbrado a lo grandioso y espectacular. Algo parecerá
valioso y meritorio si reúne mucha gentes, millones de personas y multitud de
seguidores y seguidoras. Como los “me gusta” en las redes. Jesucristo, sin embargo, no confiaba
en las multitudes. Por lo menos, no las buscó. Y cuando se reunieron muchos,
como los cinco mil de los panes, se fijó en ellos sólo para que calmaran el hambre. No los convocó para un nuevo
encuentro o el logro de su respaldo para
ser rey o cosa parecida. En este evangelio, llama la atención de sus
discípulos sobre lo pequeño y lo casi desconocido: un tesoro escondido en la
tierra, una perla en un mercado, una pesca. En todos esos casos, el valor está
en el discernimiento que hace el discípulo. Y el efecto que ese encuentro y esa
valoración produce en su vida. Jesucristo,
admirado, conocido, amado y seguido, es el tesoro que da valor a la vida, la
perla que ilumina la existencia, la pesca que alimenta el hambre de eternidad. ”Si alguno quiere seguirme…” “Es
Él el tesoro escondido, la perla de gran
valor. Se comprende la alegría del campesino y del comerciante… Es la alegría
de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia de Jesús
en nuestra vida. Una presencia que transforma la existencia y nos abre a las
exigencias de los hermanos; una presencia que invita a acoger cualquier otra
presencia, también la del extranjero o del inmigrante. Es una presencia
acogedora, alegre y fecunda.(Papa Francisco)
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