martes, 20 de junio de 2017

LA VIDA DE JESUCRISTO, ALIMENTO DEL CRISTIANO

ALIMENTAR LA VIDA. 18 Junio Santo Cuerpo y Sangre de Cristo. Jn 6, 51-58.
El pasaje de Elías, nos ayuda a entender la celebración. El profeta ha salido de Jerusalén, huyendo de la persecución de Jesabel, la mujer que tiraniza al pueblo en nombre de su esposo, el rey Acab. Al quedar dormido por el cansancio del camino, es despertado una y otra vez por una voz  que le dice: Levántate y come;pues es largo el camino que tienes por delante.
Por nuestro parte, hay que reconocer que todos tenemos cansancios. La vida de hogar ofrece satisfacciones: alegrías, cumpleaños, grados,  visitas, paseos, aventuras… Pero no faltan dolores, partidas,  problemas, incomprensiones, frustraciones… Además, las situaciones  del país y del mundo. Todo eso nos deja rendidos, cansados. Como para cubrirnos con las cobijas y escondernos de lo que está pasando por fuera.
Pero, la vida sigue. Y el deber es seguir viviéndola. Y alguien nos dice: Levántate y come, pues es largo el camino de aún te queda por recorrer. Ese alimento es para los creyentes la vida de Jesucristo que nos ofrece la Iglesia bajo el signo del pan y del vino de la Eucaristía. “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida para vida del mundo”.
Una de las grandes aportaciones del Concilio Vaticano II fue impulsar el paso de la misa  como obligación individual para cumplir un precepto, a la «eucaristía» vivida como celebración gozosa de toda la comunidad para alimentar su fe, crecer en fraternidad y reavivar la esperanza en Jesucristo resucitado.

“Nutrirnos de aquel ‘Pan de vida’ significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus  elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirnos en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que Jesús ha hecho”.(Papa Francisco)

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