El Dios del Evangelio no es intervencionista (8)
Recordemos algunos pasajes del Evangelio donde Jesús claramente dice que
los sucesos, por graves que sean, no son mandados por Dios. El primer caso está
en el evangelio de Lucas (13, 1-5). Se trata de la muerte de unos galileos,
probablemente en algún enfrentamiento con los soldados romanos. Jesús expresamente
dice que no fue por ser “más pecadores que los demás”. No se trata de ningún
castigo divino.
A continuación, y como queriendo limpiar nuestra mente de la idea de que
Dios tiene algo que ver con accidentes y desgracias, alude a un conocido suceso
de aquellos días: la muerte de dieciocho personas aplastadas por la torre de
Siloé. También aquí Jesús está lejos hasta de la sombra de sospecha de que
fuera como castigo por sus pecados.
No eran “más culpables que los demás
habitantes de Jerusalén”.
Esta doble insistencia en el mismo texto claramente nos indica que Jesús
no atribuye ninguna desdicha, accidente, muerte violenta, etc. a intervención
divina alguna. Y menos, que fuera un castigo, represalia o escarmiento
divino. Igualmente podemos pensar de las malformaciones o deficiencias de nacimiento. Hay
que buscar su origen en otra parte. (Continuará 9)
No hay comentarios:
Publicar un comentario