martes, 28 de julio de 2015

JAVIER CEBALLOS. MEDELLIN. ANT.


Le cuento que no he tenido la oportunidad de sentir abejas en el sombreo, pero el sábado pasado si tuve la desesperante experiencia de sentirlas debajo del traje, (ése que es el especial para trabajar la apicultura).

Aquí en el Gerardinado tenemos 4 colmenas, en un lugar alejado de la casa, siempre que vamos a revisarlas o a sacarle la miel, todo a salido muy bien o bueno casi bien porque solo una o dos abejas nos pican; pero el sábado si fue el día que no se me pasó por la mente revisar el traje que no fuera a tener algún hueco y precisamente ese día se me entraron por la malla de encima de la frente  alrededor de unas 30 "cariñosas abejitas" y empezaron a inyectarme (o cómo se escribirá ponerme o colocarme?), su" placentero" veneno en la cara y la cabeza como también en otras partes del cuerpo de cuyo nombre no quiero acordarme.

Era las 6:15 de la tarde, 5 minutos después de aquel suceso mi cuerpo reaccionó con una alergia terrible ya mi cara estaba inflamada y y mis labios parecía prestados de negro africano; me dirigí al hospital y fui atendido por urgencias, con tal mala suerte que ya estaba muy inflamado y no me encontraron las venas para colocarme el suero con los medicamentos, me pincharon por 7 veces, así que tuvieron que (colocarme o se dirá ponerme) los medicamentos por medio de inyecciones; dos horas y media estuve hospitalizado aun sigo con pequeñas alergias esporádicas.

Y todo por las abejas debajo del traje. Y me pregunto yo, si así, me voy a PONER lleno del susto teniendo un traje especial, ¿cómo no me voy a COLOCAR nervioso con solo sentirlas debajo de mi sombrero?.

Me despido deseándole una buena tarde.

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