Gracias, padre. Dios lo oiga.
Con toda razón dicen "abril, aguas mil". Ya no se nota tanto por los cambios climáticos; cuando yo era niña, en abril siempre llovía (me encanta caminar bajo la lluvia), la naturaleza prepara la tierra para las flores del mes de mayo.
Recuerdo que todos los días, llevaba una flor, una azucena, a veces una exora, para colocarla en el altar de María Santísima, mientras rezábamos el rosario. Bellos recuerdos. Ahora no enseñan esos detalles a los muchachos.
Todo esto tiene que ver con el comentario del papa Francisco, pues son ocasión para llenar el corazón de amor a la naturaleza, a la madre de Dios y a nosotros, parte de la naturaleza, hijos de María y relacionados con Dios. Rodeados por el amor, no es posible dar otra cosa. Así nos dirigiríamos siempre al bien, interesados en lo espiritual, no sólo en lo material.
Hay personas que no tienen un trapo que ponerse, o por lo viejo no saben de que color es la tela. Y lo que es aun más importante no tienen para comer, ni tienen el calor humano, una mano amiga que les de consejo o consuelo...
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