Esta mañana escuché algo que ya había pensado por mi parte más de una vez: que los católicos nos hemos hecho una religión de devociones. Pero, lamentablemente no en un sentido altruista, de buscar dar honor, culto, admiración, conocimiento al santo de devoción, incluso María y el mismo Jesús. El afecto va es a buscar nuestro propio bien, y un bien de ordinario, material, de utilidad para nosotros.
Más negativa es la situación cuando los pastores fomentan esta clase de devoción porque atrae a gran número de gentes y, por consecuencia, aumentan los ingresos monetarios de alcancías y cestar de petición.
¿Qué hacer ante esto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario