martes, 9 de julio de 2013

FRANCISCO EN LAMPEDUSA

Francisco, el Papa, sigue tocando al mundo. Y la gente, casi en todas partes, le pone atención. Por lo menos le aceptan; cosa que no sucedía con Benedicto XVI. Ahora cuando hizo su salida a la isla italiana del Mediterráneo, a donde llegan desasperados miles de inmigrantes de Africa, ha llamado a los pueblos de occidente a dejar su insensibilidad ante los pobres de la humanidad. Es posible que todos digan, digamos, que sus palabras son importantes,  pero casi nadie le va a ser caso: los europeos están más preocupados por recobrar su estado de bienestar, los norteamericanos quriendo ganarse a los del viejo continente para favorecerse mutuamente en sus finanzas. Los chinos, esforandose por ganar los mercados de este lado del mar. Y los demás paìses... también en lo mismo. Donde no hay ganancia, lucro, no hay negocio. Y entonces, ¿para qué meterse? Y nosotros, los de a pie, como no podemos hacer nada con ellos, también seguimos en nuestros pequeños intereses. Por lo menos, tratemos bien, con respeto, con honradez y con solidaridad a los pobres de nuestro vecindario.

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