Se sigue escribiendo y hablando, en pro y en contra, con ocasión de la ratificación de un fallo judicial al Coronel Plazas Vega, por la desmesura en la retoma del Palacio de Justicia, en Bogotá. Algunos dicen que la sentencia va contra la dignidad militar.
Sin embargo, el honor militar, como el de cualquier persona, no se destruye desde fuera. Lo que mancilla la honra es la propia conducta. Tratándose de militares y policías, deshonor, además de ilegal, es abusar de su poder como detentores de la fuerza estatal, para violar a una niña en Arauca, en el caso del tnte. Muñoz, como en rescatar el Palacio de Justicia, hace 27 años, destruyendo a su paso y desapareciendo todo, incluso vidas humanas. El camino ùnico de recobrarlo, el honor, es reconocer el error y pedir perdón.
No obstante, el Crnel. Plazas Vega decide que no tiene que hacer ni una cosa ni otra. Probablemente, entre los altos funcionarios y, sobre todo, entre los militares, ellos sí, altos y bajos, se piensa que todo lo que sea para eliminar a los “enemigos del Gobierno” es legal, sin que haya nada de qué pedir perdón. Es como si se dispusiera de licencia o patente para matar. Mientras subsista esta mentalidad destructiva y prepotente será imposible entrar en la democracia, que no es otra cosa que dar valor a toda persona. .
No hay comentarios:
Publicar un comentario