sábado, 27 de agosto de 2016

LA GENEROSIDAD DESINTERESADA..

Dar sin calculadora.  28 agosto. Dom. 22 TO. Lc 14, 7-14.
Desde pequeños aprendimos “a no dar puntada sin dedal”. Lo mismo en las cosas de la tierra que en las del cielo. Es el caso de aquel laico que luego de una semana de haber ejercido de catequista pedía que, en vista de su labor, le hicieran un préstamo. Y muchas de nuestras misas y oraciones no tienen otro objetivo que alcanzar “del de arriba” lo mismo la curación de un cáncer, la desgracia de un enemigo o el triunfo de la selección. Y no caemos en cuenta que hay medios a nuestro alcance para enfrentar esas situaciones. “A veces le pedimos a Dios cosas que podemos lograr con los medios naturales”, decía William Shakespeare.
Y ya es una costumbre buscar por medio de regalos un padrino para lograr un puesto, aunque no tengamos las aptitudes para desempeñarlo. Pero a veces las circunstancias nos favorecen al hacer desinteresadamente un favor: el recién graduado que al dirigirse a una cita de nuevos empleados se encuentra en la vía a una dama en problema con su vehículo. El hombre tiene prisa pero repara el daño a pesar de  poner en riesgo su tiempo y su presentación. Al llegar al lugar de la entrevista, se halla con la sorpresa de que la jefa que le espera y acoge no es otra que la persona a quien había ayudado en la carretera. Final feliz: el puesto es suyo.
El Señor Jesús aconseja que no seamos ambiciosos de cargos ni de posiciones; sino que hagamos el bien con modestia y generosidad. La vida misma nos compensará.

 "La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de caridad, porque busca el bien común. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”(Papa Francisco)

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