sábado, 6 de junio de 2015

EL GOZO DEL EVANGELIO. Pp. Fco. Comentario. No 21. J. P. Patiño.

AMA LA VIDA QUE ES UNA FIESTA, con el PAPA FRANCISCO (21). “…una necesaria descentralización”. (E.G. 16) Junio 2015.José Pablo Patiño.

La pregunta es si Dios es Padre sólo de niños pequeños o de hijos mayores de edad, adultos, libres. Para el niño pequeño, sus padres son la solución, la ley, la fuente de castigos y de premios y, con todo esto, también  (son) una dificultad para su libertad. Para un hijo adulto, cuando la relación filial ha sido válida, cosa bastante rara hoy, los padres son punto de referencia decisivo, y la vida del hijo es fuente de interés para los padres; pero la decisión sobre ella, está en sus propias manos, y no en las de los padres”.
El párrafo anterior es de J.I. González Faus, teólogo español. Pongamos el foco en la frase de inicio. ¿Cómo nos situamos ante Dios? ¿Cómo queremos que él nos trate o cómo quiere tratarnos él, como niños pequeños o como hijos mayores de edad, adultos, libres?
De la pregunta acerca de Dios, pasemos a la que nos relaciona con la Iglesia, o la Iglesia con nosotros. El tema queda abierto y cada persona, cada uno de nosotros, como creyente y como seguidor de Jesucristo, tiene la tarea de decidir la actitud apropiada.
El Papa Francisco en su carta-programa, al hablarnos de la evangelización,  nos da a entender que él opta tratarnos como personas que piensan, capaces de discernir y decidir su camino propio, ayudándonos precisamente a hacerlo. Y quiere respetar las instancias e instituciones intermedias que tienen también su función en la ayuda al discernimiento de cada fiel cristiano. Leamos lo que dice el Papa:
“Son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de una necesaria descentralización” (EG. 16)
En algunos pasajes de los evangelios, por ejemplo, en las comparaciones o parábolas, donde quiere instruir a sus discípulos, Jesús presenta a Dios como alguien que encomienda tareas pero, al mismo tiempo, da lugar a la decisión de asumirlas y de realizarlas como colaboradores, en el caso, “trabajadores de la viña” y empleados de su casa (Mt 20, 1 y ss.y 25, 14 y ss).
Hay, entonces, un espacio grande a la iniciativa del cristiano, presbítero, religioso o laico, en el cumplimiento del querer de Dios. Por eso el Papa dice que él no tiene que abarcar todo en su magisterio. Los Obispos, en sus diócesis y, en conjunto, en cada nación y/o continente, tienen su propia responsabilidad respecto de los fieles a los que sirven. Como asimismo los presbíteros. Pero cada discípulo ha de buscar el querer de Dios en las circunstancias de la propia vida. El mismo Francisco dice claramente:
”Jesús no quiere cristianos egoístas, que sigan el propio yo, que no hablan con Dios, cristianos débiles, cristianos que no tienen voluntad, cristianos a control remoto y no son libres. ¡Jesús nos quiere libres!. Y ¿dónde se consigue esa libertad? En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia no es libre… Debemos escuchar más a nuestra conciencia!...”(Sta Marta.30.6.013).
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